Últimamente vengo leyendo en paginas y blogs de personalidades del Marketing, Ecomerse y estrategias de negocio y pude notar la poca estima y a la vez la sobredimensión que le dan al éxito. Un llamada a modo de convocatoria mundial, donde la palabra éxito es la estrella. El éxito como un producto de fácil acceso y que podemos tener en un abrir y cerrar de ojos.
En la actualidad atravesamos momentos donde la adversidad es parte de lo cotidiano. El panorama empresarial en el sur europeo deja ver que las políticas para la creación de empresas implementadas por los gobiernos de esta parte de nuestro continente han sido insuficientes. Íbamos navegando en sobre una nube fina y delicada, frágil, carente de firmeza en sus coyunturas, donde el ir y venir tomaba la forma de un crucero de placer eterno, y llego la debacle.
Las personas somos 100% vulnerables a la ilusión, somos permeables a la esperanza y eso es algo bueno, pero hay que tomarlo con pinzas porque a veces por causa de esto tenemos por costumbre precipitarnos sin considerar los riesgos, y detrás de ellos esta lo pesado de remontar una aventura empresarial después del duro golpe del fracaso.
Es cierto, el fracaso es en nuestras experiencias un valor añadido que nos marca a fuego las consecuencias de nuestros errores y nos abre la puerta al aprendizaje y a la observación.
El fracaso es un referente interior, es un escudo que se interpondrá delante de nosotros ante las dificultades. El fracaso en cualquier ámbito de nuestra vida es uno de los activos que mas tenemos que valorar y tener en consideración para cualquier cosa que estemos deseando emprender.
Es en estas épocas cuando la Pyme juega y jugara un papel fundamental para nuestra recuperación ya que el 80% de el empleo genuino viene de ella, por eso es tan importante que nuestros gobernantes amparen y armen al emprendedor con todas las herramientas que se les puedan ofrecer. Pero seamos sensatos y no dejemos a nuestros futuros empresarios caer en las garras de tanto falso guru y expertos de la venta de humo, porque pululan por la red paginas y blogs que nos aseguran el éxito de una manera que da pavor y que insulta el sentido común de quienes ya contamos con algunos años en el mundo de la empresa y los negocios.
El éxito en contadas ocasiones llega arrastrado por la suerte, generalmente la lógica nos habla de que el éxito es producto de mucho esfuerzo y dedicación, y el compromiso de quien quiere llevar una idea adelante. El éxito esta detrás de la preparación y del estudio, esta arraigado a la fibra de un profesional y sus años de experiencias. El éxito esta en nuestra manera de contar o decir las cosas, esta en haber aprendido a asimilar las dificultades y las derrotas, esta en nuestra curiosidad y en la pasión que sentimos por lo que hacemos, en el cariño que le tenemos a nuestra profesión y en el aprecio y el amor que sentimos por lo que nos rodea. El éxito no es fácil, el éxito es el diamante mas duro a pulir en el mundo de la empresa, ciertamente probable de alcanzar, desde luego que el éxito no es imposible, pero guste o no guste el éxito se forja en la escuela del fracaso, en la paciencia y el empeño, como dijo Winston Churchill "El éxito es ir de fallo en fallo sin perder el entusiasmo.
En la actualidad atravesamos momentos donde la adversidad es parte de lo cotidiano. El panorama empresarial en el sur europeo deja ver que las políticas para la creación de empresas implementadas por los gobiernos de esta parte de nuestro continente han sido insuficientes. Íbamos navegando en sobre una nube fina y delicada, frágil, carente de firmeza en sus coyunturas, donde el ir y venir tomaba la forma de un crucero de placer eterno, y llego la debacle.
Las personas somos 100% vulnerables a la ilusión, somos permeables a la esperanza y eso es algo bueno, pero hay que tomarlo con pinzas porque a veces por causa de esto tenemos por costumbre precipitarnos sin considerar los riesgos, y detrás de ellos esta lo pesado de remontar una aventura empresarial después del duro golpe del fracaso.
Es cierto, el fracaso es en nuestras experiencias un valor añadido que nos marca a fuego las consecuencias de nuestros errores y nos abre la puerta al aprendizaje y a la observación.
El fracaso es un referente interior, es un escudo que se interpondrá delante de nosotros ante las dificultades. El fracaso en cualquier ámbito de nuestra vida es uno de los activos que mas tenemos que valorar y tener en consideración para cualquier cosa que estemos deseando emprender.
Es en estas épocas cuando la Pyme juega y jugara un papel fundamental para nuestra recuperación ya que el 80% de el empleo genuino viene de ella, por eso es tan importante que nuestros gobernantes amparen y armen al emprendedor con todas las herramientas que se les puedan ofrecer. Pero seamos sensatos y no dejemos a nuestros futuros empresarios caer en las garras de tanto falso guru y expertos de la venta de humo, porque pululan por la red paginas y blogs que nos aseguran el éxito de una manera que da pavor y que insulta el sentido común de quienes ya contamos con algunos años en el mundo de la empresa y los negocios.
El éxito en contadas ocasiones llega arrastrado por la suerte, generalmente la lógica nos habla de que el éxito es producto de mucho esfuerzo y dedicación, y el compromiso de quien quiere llevar una idea adelante. El éxito esta detrás de la preparación y del estudio, esta arraigado a la fibra de un profesional y sus años de experiencias. El éxito esta en nuestra manera de contar o decir las cosas, esta en haber aprendido a asimilar las dificultades y las derrotas, esta en nuestra curiosidad y en la pasión que sentimos por lo que hacemos, en el cariño que le tenemos a nuestra profesión y en el aprecio y el amor que sentimos por lo que nos rodea. El éxito no es fácil, el éxito es el diamante mas duro a pulir en el mundo de la empresa, ciertamente probable de alcanzar, desde luego que el éxito no es imposible, pero guste o no guste el éxito se forja en la escuela del fracaso, en la paciencia y el empeño, como dijo Winston Churchill "El éxito es ir de fallo en fallo sin perder el entusiasmo.
